El museo viviente del Ferrocarril, instalado en la antigua rotonda de la SNCF de Longueville, en el corazón de Seine-et-Marne, es un lugar de visita obligada para los aficionados a las locomotoras de vapor. Se trata de un lugar conservado por los miembros de la asociación de aficionados AJECTA (Association de jeunes pour l’entretien et la conservation des trains d’autrefois en francés) en el que decenas de vehículos brillantes esperan al visitante. Por ejemplo, la máquina de vapor más antigua, una Jean-François Cail et Cie que perteneció antaño a la Compañía del Ferrocarril del Norte y que data de 1866. Junto a ella destacan piezas como una Schneider de 1901, una North British de 1916 y una Davenport de 1943, además de locomotoras diésel y coches de lujo de los felices años 20. El edificio que alberga el museo viviente del Ferrocarril, una rotonda de madera de 1911, está catalogado como monumento histórico. El calificativo de viviente de este museo se ve reforzado por el hecho de que algunas de las piezas expuestas se utilizan en películas y recreaciones históricas. Además, la AJECTA organiza regularmente actos (como las Jornadas del Patrimonio), en los que estas «viejas damas», restauradas y en perfecto estado de funcionamiento, cobran vida y brindan al público la posibilidad de subirse a un tren de vapor tradicional.